Thumbnail

Group U
Date -
Origin -
Brand -
Source (DFG) Diputación Foral de Gipuzkoa
License Copyleft

Uniforme

La fabricación de uniformes en Gipuzkoa tiene una historia rica, estrechamente ligada al desarrollo industrial de la región. Las mujeres desempeñaron un papel crucial en esta industria, especialmente en la confección y el acabado de las prendas.

La industria textil en Gipuzkoa se remonta al siglo XVIII, con centros importantes en Bergara y Tolosa. La producción de uniformes se desarrolló en paralelo con la industrialización de la región en el siglo XIX. A finales del siglo XIX y principios del XX, se establecieron varias fábricas textiles en Gipuzkoa. Y la demanda de uniformes aumentó con el crecimiento de las industrias locales y las fuerzas armadas.

El “azul de Bergara” –que se ha usado en el diseño de esta exposición— se convirtió en el color estándar para los monos de trabajo en la región. Este color se originó en las fábricas textiles de Bergara, conocidas por su producción de telas de algodón teñidas de azul. El tono específico de azul se hizo famoso por su durabilidad y resistencia a la decoloración. Durante la primera mitad del siglo XX, la producción de uniformes y ropa de trabajo se expandió significativamente. Fábricas en Bergara, Tolosa y otras localidades se especializaron en la producción de monos de trabajo y uniformes industriales.

La fabricación de uniformes, incluyendo los icónicos monos de trabajo en “azul de Bergara”, dejó una huella significativa en la historia industrial y social de Gipuzkoa. El papel de las mujeres en esta industria fue fundamental, contribuyendo no solo a la economía local sino también a la identidad cultural de la región.

El cambio en los uniformes por sexo en el ámbito laboral es un tema complejo que refleja la evolución de los roles de género en la sociedad y en el lugar de trabajo. En el contexto de las fábricas, el uso de uniformes diseñados principalmente para hombres representó una desventaja significativa para las mujeres trabajadoras. En los inicios de la industrialización (siglo XIX - principios del XX), los uniformes de fábrica estaban diseñados principalmente para hombres y las mujeres a menudo tenían que adaptar estos uniformes o usar su propia ropa. A mediados del siglo XX, se empezaron a introducir algunos uniformes específicos para mujeres en ciertos sectores, como enfermería o secretariado. En las fábricas, sin embargo, los uniformes seguían siendo mayoritariamente masculinos. Solo a finales del siglo XX y principios del XXI hubo un aumento de la conciencia sobre la necesidad de uniformes adaptados a diferentes cuerpos y se dio la introducción gradual de uniformes diseñados específicamente para mujeres en más sectores.

Los uniformes masculinos para las mujeres presentan muchas desventajas. Los uniformes no ajustados correctamente podían engancharse en la maquinaria, aumentando el riesgo de accidentes y el tamaño inadecuado podía dificultar los movimientos, comprometiendo la seguridad. Los uniformes diseñados para cuerpos masculinos no se ajustaban bien a las formas femeninas, lo que podía causar incomodidad y dificultar el desempeño laboral. Asimismo, los uniformes mal ajustados podían causar problemas de salud a largo plazo, como dolores de espalda o problemas posturales. Los bolsillos y otros elementos funcionales a menudo estaban mal ubicados para el cuerpo femenino.

Finalmente, el uso de uniformes masculinos reforzaba la idea de que ciertos trabajos eran “para hombres” y podía afectar negativamente la percepción de las capacidades de las mujeres en el entorno laboral y hacer más difícil que las mujeres se sintieran plenamente integradas en sus roles profesionales. En algunos casos, los uniformes no consideraban las necesidades específicas de higiene femenina.

El cambio hacia uniformes más inclusivos y diseñados considerando las necesidades de ambos sexos ha sido gradual y aún está en proceso en muchos sectores. Este cambio no solo mejora las condiciones de trabajo de las mujeres, sino que también refleja un reconocimiento más amplio de la diversidad en el lugar de trabajo.”