
Rueca
Las mujeres utilizaban la rueca para hilar lana, lino y otras fibras, contribuyendo así a la economía familiar. El hilado era una actividad complementaria a las tareas agrícolas y ganaderas. El uso de la rueca se transmitía de madres a hijas, siendo una habilidad valorada en la sociedad rural vasca. Las niñas aprendían a hilar desde una edad temprana como parte de su educación doméstica. El hilado con rueca era a menudo una actividad social, donde las mujeres se reunían para hilar y conversar. Estas reuniones, conocidas como “hilanderas” o “goruetan” en euskera, eran importantes espacios de socialización femenina. Con la industrialización y la llegada de las fábricas textiles, el uso de la rueca comenzó a disminuir en Gipuzkoa. Sin embargo, en algunas zonas rurales, su uso persistió hasta mediados del siglo XX como parte de la economía de subsistencia. Aunque su uso práctico ha desaparecido en gran medida, la rueca sigue siendo un símbolo importante de la cultura y tradición vasca. En algunos museos etnográficos de Gipuzkoa, como el Museo de San Telmo en Donostia, se pueden encontrar ejemplares de ruecas tradicionales.