
Llave
Azkoitia, epicentro de esta industria, concentró a los mejores esparteros y esparteras, quienes trabajaban en las calles, utilizando mesas que hoy son consideradas patrimonio histórico. La producción involucraba a hombres, mujeres y niños, y representaba un oficio que transitó desde la artesanía tradicional a los inicios de la industrialización, dejando una huella indeleble en la cultura y vestimenta vasca.
Los telares desempeñan un papel crucial en la fabricación de alpargatas, siendo fundamentales para producir las taloneras y la parte superior. Desde principios del siglo XX, los telares se utilizaban para tejer materiales como lino, algodón y seda, permitiendo combinar hilos de diferentes colores y texturas, añadiendo valor cultural al producto.
La industrialización del sector textil y del calzado en el País Vasco comenzó en el siglo XIX. En Gipuzkoa, específicamente en Errenteria, surgieron varias fábricas textiles entre 1845 y 1859, donde trabajaban muchas mujeres. De hecho, las mujeres desempeñaron un papel crucial en la industria textil y del calzado durante los siglos XIX y XX en Gipuzkoa. No se dispone de datos sobre el número de mujeres dedicadas a la fabricación de alpargatas. Sin embargo, la mayoría de los telares de la fábrica Sociedad de Tejidos de Lino, también conocida como “La Fábrica Grande” o “Fabrika Handia” en Errenteria, eran atendidos por mujeres. “Fabrika Handia” estableció en 1845, marcando el inicio de la industrialización en la villa. En 1850, ya empleaba a 500 obreras y obreros.