Letrero

Durante este período, las mujeres eran frecuentemente retratadas como amas de casa sumisas, sin otras aspiraciones que mantener la casa limpia y complacer a sus maridos. Se utilizaba la sexualidad femenina como herramienta de venta con cualquier excusa, convirtiendo a las mujeres en objetos sexuales. Los anuncios perpetuaban estereotipos de género dañinos, mostrando a los hombres como figuras de autoridad y a las mujeres como subordinadas.

Algunos anuncios notoriamente sexistas de la época incluían publicidad que fomentaba la violencia de género, como un anuncio de Lucky for men en España, anuncios que sugerían que las mujeres debían “llorar un poquito” para conseguir lo que querían de sus maridos, o imágenes que mostraban a las mujeres en posiciones subordinadas o siendo manoseadas por hombres.

Aunque la situación ha mejorado, el sexismo en la publicidad sigue siendo un problema. En un estudio realizado en 2018, Emakunde analizó 250 anuncios de las campañas del Día del Padre y del Día de la Madre, revelando la persistencia de trazas sexistas en la publicidad. La publicidad continúa asignando roles tradicionales de género, especialmente en anuncios de productos de limpieza y electrodomésticos.

En los últimos años, ha habido esfuerzos para abordar este problema. Algunas marcas, como Budweiser, que usaba los cuerpos de mujeres como carteles para mostrar sus mensajes, han revisado y actualizado sus antiguos anuncios sexistas para reflejar valores más igualitarios. Se ha incrementado la conciencia sobre el impacto negativo de la publicidad sexista en la sociedad. Sin embargo, a pesar de los avances, la lucha contra el sexismo en la publicidad sigue siendo un desafío importante en la actualidad.